Allí estaba sentada en la mesa del fondo,
justo al lado de la ventana.
Tomando como todos los días su café con leche favorito.
Escribía algo en su bloc de notas,
nunca nadie pudo llegar a ver lo que anotaba en él.
¿¿¿Sueños???,
¿¿Ilusiones??
¿ quizás tan sólo dibujaba...?
Una caja pequeña y con pinta de tener varios años,
le acompañaba en sus buenos ratos y ese día no era la excepción tampoco.
Dentro de ella, había un puzzle...
Su Puzzle...
Mariela la abría todas las tardes,
había brillo en sus ojos mientras lo montaba...
Lo curioso era que nunca se lo llevaba hecho,
separaba una a una sus piezas y lo metía otra vez en la caja.
Ese día era diferente, sonreía como nunca...
Unos minutos antes, un hombre mayor con un bonito sombrero y bastón
se había acercado a ella,
y señalándole la esquina de la ventana, le susurró unas palabras.
¿ La ves?
Hoy más que nunca...
Ponía empeño en lo que estaba haciendo,
levantó su brazo y pidió al camarero que se acercara.
Pude ver como el chico le daba una caja más grande...
Mariela había conseguido montar SU PUZZLE.
Saboreó su último trago que le quedaba en la taza
y gritó:
"Sabía que algún día lo conseguiría"
Existen todas las piezas del puzzle, muchas veces cuesta encontrarlas
y más aún que encajen.
Pero con paciencia, esfuerzo, constancia y
con la toalla bien cogida para no dejarla caer nunca...
Mariela se dió cuenta que todo es posible.
Se acercó a mi mesa, yo también tenía mi rincón preferido...
Y me dijo al oído:
Mira debajo de la mesa creo que se te ha caído una pieza.
Han pasado varios meses,
sigo montando mi puzzle, pero cada vez estoy más cerca...
Tengo reservada la caja grande para guardarlo en ella.
